miércoles, 7 de mayo de 2014

Insectos Coleópteros . Anóbidos


Los anóbidos son pequeños coleópteros a los que se les atribuye el nombre genérico de carcomas. A ellos pertenecen los relojes de la muerte, que emiten rápidos golpeteos repetidos a intervalos frecuentes, producidos por el adulto al golpear, en la época de apareamiento, con la cabeza las paredes de la galería.

Esta familia es la que más frecuentemente aparece. Se alimentan de la madera de duramen y la albura de las frondosas, principalmente el roble, el haya, el nogal y el olmo, que han sido atacadas previamente por los hongos de pudrición. En muy raras ocasiones atacan la madera de coníferas.

La larva puede alcanzar una longitud de 3 a 5 mm. Los orificios de salida son de forma circular con 1,5 a 4 mm de diámetro, según la especie. La duración de su ciclo biológico es muy variable, desde un mínimo de 8 meses hasta 2, 3 o más años. Las hembras fecundadas depositan los huevos (de 0,3 mm) en las superficies rugosas y en las grietas de la madera. Pueden depositar hasta 80 huevos por hembra. Después de 4 o 5 semanas, nacen unas pequeñas larvas blancas que penetran directamente en la madera. Las galerías van incrementando de tamaño según la larva va creciendo, quedando llenas de serrín rugoso y áspero.



Al final del periodo larvario el insecto alcanza una longitud de 6 mm y pasa al estado de pupa en las cámaras situadas en las zonas próximas a la superficie de la madera. En éste estado permanece de 6 a 8 semanas, transformándose posteriormente en insecto adulto.



Durante los meses de mayo a agosto los adultos salen al exterior perforando en la madera orificios circulares de 1,5 a 2 mm de diámetro, siendo en este momento cuando se puede detectar el serrín que se cae de la madera infestada.



Su capacidad para digerir la madera no está ligada a la activi­dad de las secreciones intestinales, que no son idóneas para atacar la lignina y la celulosa, sino a la acción de microorganismos espe­ciales que se alojan en las células epiteliales de sus ciegos intesti­nales. Se produce una verdadera simbiosis, que en este caso se llama endosimbiosis, por el hecho de que los microorganismos están hospedados dentro del cuerpo del insecto.

Los microorganismos hospedados pueden ser de diferente naturaleza: hongos, protozoos, bacterias..., microorganismos que son "heredados" de una generación a otra a través de un líquido, producido por las glándulas anexas al ovopositor, que envuelve a los huevos. La larva que nace ingiere los microorganismos al nutrir­se de parte de la cápsula; aquéllos se multiplican activamente y se sitúan en las células de las paredes de los ciegos intestinales de las larvas. Su actividad es lenta pero constante.


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