Los líctidos, conocidos como
polilla, son coleópteros aplanados y alargados de pequeñas dimensiones (3-5 mm de longitud) que atacan
las maderas de especies no resinosas; se instalan preferentemente en la madera
de encina, pero es común hallarlos también en el arce, el álamo, el castaño,
el nogal, el cerezo, la falsa acacia, etc. Las condiciones
óptimas para su ataque corresponden a un contenido de humedad de alrededor del
16% y una temperatura de 25º C. El daño más frecuente producido por estos
insectos se da en los pavimentos de parquet de madera de roble, afectando sólo
a las piezas que contienen albura.
A diferencia de los anóbidos, la
cabeza es bien visible en la parte superior. Las antenas, de once artejos,
tienen los últimos más gruesos, formando la llamada maza. La parte dorsal del
primer segmento del tórax , de forma rectangular o trapezoidal, tiene
un surco longitudinal mediano característico en cada especie. Las alas
anteriores son dos veces y media más largas que anchas.
La hembra pone los huevos dentro
de los vasos leñosos, por lo que busca las maderas cuyos vasos sean de diámetro
superior al de su propio ovopositor.
Las larvas perforan galerías paralelas a las fibras de la madera en las
cuales acumulan un serrín fino similar a la harina o a los polvos de talco, y
suele estar apretado por la larva en la galería. Los orificios de salida tienen
forma circular con un diámetro de 1 a 2 mm.
La duración del ciclo de vida de los líctidos es de un año
aproximadamente, pudiendo ser más corto si existen temperaturas elevadas. Los
daños provocados por este tipo de xilófagos pueden ser diferenciados de los
producidos por los anóbidos, ya que si nos fijamos en las galerías realizadas
por sus larvas éstas no son independientes como en el caso de los anóbidos,
sino que toda la madera por debajo de la capa superficial puede estar
totalmente destruida.
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